FIAT 131 ABARTH – RALLY PORTUGAL 1978 – 1º
A mediados de 1970 el Grupo Fiat estaba inmerso en el mundo de los rallies a través de una de las filiales del grupo, la marca Lancia. Por entonces, Lancia competía oficialmente con su modelo Stratos, un automóvil específicamente concebido para la competición en rallies y por lo tanto no concebido para el gran público. En consecuencia y por motivos puramente comerciales, Fiat decidió jubilar anticipadamente al hermoso y plurivictorioso Lancia para competir con un vehículo que el gran público sí podía encontrar en los concesionarios: el 131.
EL 131 era una berlina que FIAT había presentado en el Salón del Automóvil de Turín de 1974 con el objetivo de competir en el segmento de vehículos destinados a las familias y a las clases medias, así como iniciar el rejuvenecimiento de una gama de modelos algo anticuada.
Por un lado y con el objetivo de dar publicidad a sus productos, en esos momentos Fiat participaba en el mundo de la competición a través de 2 de sus marcas del grupo, Lancia y la propia Fiat, que de alguna manera se canibalizaban en victorias además de duplicar costes, ya que en total había 2 departamentos de competición a sostener.
Por otro lado, los éxitos en competición sonreían a Lancia, que por aquel entonces competía con el Stratos, un hermoso y extraordinario vehículo (sin duda una de las más altas concepciones de toda la Historia del Automóvil) que arrasaba en el mundial de rallies y que terminaría conquistando 3 mundiales de marcas de una tacada (’74-’76). Esto no gustaba nada en la casa matriz, en Fiat, donde se levantaban recelos y suspicacias al ser superados una y otra vez por una misma subsidiaria del grupo.
Con estos ingredientes anteriores dignos de una novela de Agatha Christie, FIAT, tras acumular muchos años de decepciones en competición y escudada en el argumento comercial, terminó adoptando una decisión entendible desde el punto de vista comercial pero cuando menos arriesgada desde el punto de vista competitivo: jubilar prematuramente al Stratos (cuyo departamento de competición pasó a manos privadas) para dar soporte únicamente al equipo Fiat de competición.
Afortunadamente para el grupo FIAT (y en especial para su cúpula directiva), el “experimento” salió bien y el 131 también fue caballo ganador, cumpliendo holgadamente las expectativas: no solo ganó el primer campeonato del mundo de rallies para FIAT (1977) sino que además lo repitió 2 veces (1978 y 1980).
En total, el 131 se impuso en 18 rallies y acumuló 46 podios. Se impuso en todo tipo de terrenos, desde la grava de Nueva Zelanda o Canadá hasta los pedregales griegos, pasando por pruebas mixtas como San Remo o Portugal. Su versatilidad ganadora hizo que también destacara en el asfalto corso y hasta una legendaria victoria en Montecarlo que dispararía a Röhrl a su primer título de pilotos.
Alén y Röhrl se beneficiaron de la finura y puesta a punto del vehículo para conquistar la copa FIA de pilotos de 1978 el primero (precedente del título mundial de pilotos) y el campeonato del mundo de pilotos de 1980 el segundo.
Markku Alén y su copiloto Kivimäki en un tramo nocturno del Portugal ‘78
La miniatura
El modelo es Trofeu.
Trofeu, una vez más, nos convida con un modelo de alta calidad.
A destacar el realismo de los pasos de rueda ensanchados, tan característicos de los 131 de la época.
También el detalle de los guardabarros (omitidos en réplicas de otros fabricantes) y los múltiples detalles del interior (baquets, cinturones de seguridad, salpicadero…) quedan reproducidos con gran esmero.
Las pegatinas publicitarias han sido colocadas con gran dedicación, bien alineadas, lo que contribuye a realzar la originalidad y belleza del patrocinio de Alitalia, uno de los más característicos de toda la Historia del Automóvil.
A destacar también, en el frontal, que Pirelli tan sólo aparece en el lado del piloto, de Alén, detalle muy bien recogido y que haber puesto 2 habría dado lugar a mala representación.
Del molde destaca el equilibrio del conjunto, las características líneas cuadradas de los automóviles de los ’70 están fielmente reproducidas en este molde cuando se compara al modelo original de calle.
Tanto la calandra y los faros adelante, como los alerones y faros posteriores están muy logrados.
En este punto, los limpiaparabrisas merecen ser mencionados aparte, porque lograr un plástico tan fino como los distintos huecos representados, fiel al modelo original y en tamaño proporcional al modelo original, sin duda requiere de horas de trabajo específico.
Y finalmente el detalle de las pegatinas anunciando al 131 como “World Rally Champion”, algo muy característico del 131 y que tan solo utilizó FIAT.
En definitiva: una miniatura muy muy bien conseguida.
FICHA DE MINIATURA
El Rally
El Rally de Portugal, 4ª prueba del mundial de 1978, se presentaba casi como la última oportunidad para FIAT de enderezar el rumbo en una temporada que hasta ese momento les había sido cuando menos gris oscura.
En Montecarlo FIAT se había visto ampliamente superada tanto por el solitario Porsche 911 privado de Nicolas como por los sorprendentes Renault 5 que le acompañaron en el podio.
En Suecia, de entre los FIAT, tan solo Alén planteó batalla en los primeros compases donde llegó a liderar 7 tramos, si bien nunca estuvo realmente cerca de ganar (acabó 3º, a casi 3 minutos del ganador).
Y al Safari ni siquiera acudieron dado que consideraron que los 131 Abarth no estaban preparados para tal evento.
Fue en Portugal donde el gigante italiano iba a enderezar el rumbo.
El Rally era por aquel entonces un duro evento que constaba de 2500 km (de los que más de 600 eran cronometrados) y que se disputaba alrededor de Semana Santa. Aquel año el Portugal se celebró tarde, casi a finales de abril.
FIAT alineó para la prueba a sus 3 espadas: por un lado su estrella, Sandro Munari, un grandísimo piloto procedente de Lancia ya en el ocaso de su carrera, y por otro lado a sus 2 jóvenes pilotos que por aquel entonces buscaban consolidarse en el mundial: Alén (que ya había ganado el año anterior en Portugal) y Röhrl, que había fichado por los italianos el año anterior y buscaba su 2ª victoria y asentarse en el mundial tras una historia de innumerables abandonos con su anterior escudería, Opel.
Enfrente, la armada Ford (con Mikkola, Nicolas, Vatanen y Waldegaard), y de lejos estaba Opel (que nunca se tomó en serio el mundial) y varios Lancia Stratos, ya en manos privadas.
Markku Alén en uno de los tramos de tierra. La cercanía de los espectadores a la carretera y su mala colocación demuestra la
escasa preocupación que en la época había por la seguridad.
Una impresionante imagen del 131 ganador empleándose a fondo en las serranías portuguesas.
El rally fue una hermosa batalla entre los Ford y los FIAT, que con el paso de los tramos (Darniche, Röhrl y Nicolas también lideraron la prueba en algún momento) se terminaría concretando en un mano a mano entre el FIAT de Markku y el Ford de su amigo Hannu: en Cabreira y Senhora da Graça, 2 largos tramos ubicados en las sierras del norte de Portugal que sumaban casi 70km, se retirarían Munari y Röhrl por Fiat; Waldegaard y Vatanen por Ford, todos ellos con distintos problemas.
En el último día, ya de madrugada y volviendo a Lisboa por asfalto tras todos los tramos de grava de las sierras, el rally viviría un final de auténtico infarto: Mikkola ganó de una sola tacada los 5 tramos antes del último, arrebatando a Alén por segundos un liderato que mantenía desde hacía 12.
Quedaba una última especial, la 4ª pasada por Sintra, un retorcido tramo de 10 km por asfalto. Tanto Mikkola como Alén se lanzaron al tramo dando el todo por el todo, pero sería Markku quien se llevaría el gato al agua: Mikkola se salió de la carretera, golpeó una piedra, pinchó y perdería más de 4 minutos en un tramo que se hacía en 7, poniendo a Alén en bandeja una victoria que separó a ambos en 4’:28’’ y que para nada refleja la terrible batalla a la milésima que se vivió entre ambos durante más de medio rally, llena de cambios de posición, alternancias en cabeza, apuradas espectaculares y emoción general.
Un primer plano de Alén y Kivimäki llegando a un control horario.
Los destrozos en el frontal del coche demuestran la dureza de la lucha que vivió. Detrás, el Ford Escort de Mikkola.
Para Markku, que ya había ganado el año anterior en Portugal y donde en 1975 ya había logrado su primera victoria, significó la confirmación de su idilio con O Melhor Rally do Mondo, y que, amén del 1000 Lagos, convirtió en su rally fetiche: con 5 victorias, tan solo Ogier le iguala, hito que consiguió en 2017.
Para FIAT, la del Portugal ’78 fue la 1ª victoria de la temporada. Con esta, enlazaron cuatro consecutivas que les colocó en cabeza destacada de un campeonato que terminarían conquistando holgadamente.
CLASIFICACIÓN FINAL
La anécdota
Poco que contar de este bonito coche.
El 131 es un clásico de los rallies que además ha pasado a la historia por la hermosa decoración proporcionada por Alitalia.
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