AUDI QUATTRO A2 – RALLY PORTUGAL 1984 – 1º

AUDI QUATTRO A2 – RALLY PORTUGAL 1984 – 1º


Revoluciones en el mundo de los rallyes ha habido muchas, tanto a nivel de reglamentación, 

como a nivel de vehículos, en lo especial pasando por la tecnología empleada. 

Pero si hubo una que marcó para siempre la especialidad esa fue sin duda la del Audi Quattro, 

que para ser más precisos era del último tipo: el tecnológico.

 

Desde que los rallies son lo que son (digamos, desde los años ’50 y ’60) y hasta finales de la década 

de los ’70, los rallies se habían caracterizado por utilizar vehículos de tracción a un solo eje, ya fuera delantero 

o trasero.


Para más señas, los autos de competición tracción delantera solían caracterizarse por tener un comportamiento 

más benévolo, lo que unido a su generalmente inferior potencia, los convertía en ideales para rallies más virados 

o de superficies deslizantes. El Lancia Fulvia y el Saab 96 fueron los grandes ejemplos de este tipo de transmisión. 

 

Por su parte, los propulsión trasera se caracterizaban por tener mayor carácter, tendencia al subviraje y requerir 

(en general) de mayores habilidades de conducción. El Ford Escort, el Lancia Stratos, el Fiat 131 y el 

Porsche 911 fueron los grandes ejemplos. Nótese la evolución, pues mientras el Lancia y el Saab eran de finales 

de los ’60, en cambio los modelos aquí citados pertenecían ya a la década de los ’70.


 

A finales de 1978, Audi planteó a la FIA derogar una antigua norma que impedía a los coches de tracción total 

competir en el mundial de rallies. Ninguna de las marcas puso objeción alguna, con lo que la citada norma 

quedó derogada. Poco podían imaginar esas mismas marcas dominadoras de la época (Fiat, Ford, Lancia, 

Saab o incluso Porsche) cómo iba a cambiar la historia de los rallies.


Audi (quién lo diría hoy) era una marca que hasta entonces había tenido escaso interés en la competición

y cuya presencia en la misma de hecho se remontaba a los ya lejanos años ’30 de pre-guerra, con sus Auto-Unión 

de la Fórmula 1 de la época (eso sí, plurivictoriosos), y de hecho Audi nunca había participado en rallies



Obtenida la derogación la citada norma, Audi se puso manos a la obra. El proyecto del Audi Quattro quedó 

encomendado a Ferdinand Piëch, un brillante ingeniero que además era nieto de Porsche. Ferdinand 

creía que la tracción total ofrecería una clara ventaja en firmes con superficie deslizante. 

Por aquel entonces, el Mundial de Rallies se corría casi por entero sobre tierra, grava o hielo y el asfalto 

brillaba por su ausencia. En concreto, la presencia del asfalto se limitaba al Tour de Córcega (el único 

rally 100% asfalto), el Montecarlo (si no nevaba), la 1ª etapa del Rally de Portugal, la 1ª y la última del 

San Remo y algunos tramos muy puntuales de la primera etapa del RAC (donde en cualquier caso 

se corría con neumáticos y configuración de tierra). Todos los demás rallies del mundial se disputaban 

por entero sobre tierra, grava o incluso nieve y hielo (Suecia). Por lo tanto, la intuición de Piëch halló respuesta 

en los rallies.


La versión comercial del Audi Quattro (un coupé de líneas cuadradas, musculosas y aspecto contundente), 

fue presentada en el Salón del Automóvil de Ginebra de 1980, y unos meses más tarde hizo su aparición 

en escena la versión de competición. En concreto, fue en el rally del Algarve de 1980, donde hizo de 

coche cero y donde la organización accedió a cronometrar también los tiempos del innovador Quattro. 

Pese a ser un rally de menor categoría, si el Quattro hubiera participado de manera oficial habría ganado el 

rally por… ¡26 minutos! Estaba claro que el modelo daría que hablar y que su tecnología era ganadora.


La versión de competición fue preparada por Hannu Mikkola, uno de los finlandeses voladores, que accedió 

a su desarrollo tras quedar asombrado del potencial que ofrecía el coche: Audi invitó a Mikkola a probar el 

coche de manera extra-oficial en unas pruebas en Suecia, Hannu accedió con cierta desgana pero cuando 

bajó del coche tras las mismas su primera reacción fue “¿Dónde hay que firmar? Quiero llevar este coche”.

 

Dicho y hecho: Hannu (que hasta entonces había competido y ganado para una infinidad de marcas pero sin 

tener continuidad en ninguna) firmó su primer contrato plurianual con Audi; y a partir de entonces pasó a ser 

piloto estrella de un equipo al que llevaría y con el que llegaría a lo más alto: Mikkola sería campeón del mundo 

con Audi en 1983, y la marca lo fue con su inconfundible Quattro en 1982 y 1984.




El Quattro debutó de manera oficial en el mundial en el Montecarlo del ’81, donde Mikkola protagonizó otra 

notable exhibición ganando todos los tramos hasta que destrozó el coche en una violenta salida de pista cuando 

ya contaba con 6 minutos de ventaja sobre el 2º clasificado. 


La primera victoria del revolucionario vehículo no se haría esperar más, y en el siguiente rally, 

el de Suecia, el Quattro, siempre con Mikkola a los mandos, volvió a arrasar, esta vez conquistando la friolera 

de 15 especiales sobre un total de 25.


Estaba claro que el potencial del coche era inmenso, pero la realidad es que, pese a la enorme ventaja 

tecnológica, al Quattro le costó despegar en el mundial: tras la victoria de Suecia, el Quattro ya no 

volvería a ganar hasta el San Remo, ya a final de temporada y el equipo tendría que esperar hasta 1982 

para por fin ganar su primer Campeonato. Todavía más, porque a Audi se le escaparía el campeonato de 1983 

en beneficio del Lancia 037, quien tuvo el honor de ser el último campeón del mundo de tracción trasera. 

 

El Quattro, por lo tanto, nació como grupo 4, aunque desarrolló y obtuvo sus éxitos como grupo B.


 

Audi no fue la marca que introdujo en la historia la tracción total, pero sí fue la marca que la desarrolló 

y la popularizó.




La llegada del revolucionario Quattro convirtió, de un día para otro, en antiguallas rodantes a todos 

los demás coches de rallies existentes hasta entonces, demostrando que, si un coche quería aspirar 

a ganar el mundial de rallies, necesariamente tenía que llevar tracción total. Pese a sus defectos, que los tenía, 

el coche marcó claramente un antes y un después en los rallies. Su revolucionaria tracción total, 

su estética musculosa y el inconfundible sonido de su motor trajeron una nueva era que puso 

un brusco y rotundo punto final a la anterior.


Aun así, Audi dominó el mundial, pero no arrasó: los defectos de juventud del coche (falta de fiabilidad, 

sobre todo en el primer año), el elevado peso total y mal reparto del mismo (el Quattro nunca fue competitivo 

en asfalto) y un equipo sorprendentemente mal organizado (difícil de entender en algo alemán) impidieron 

que Audi reuniera 4 ó 5 Campeonatos del Mundo, que son los que razonablemente pudieron o 

debieron haberse llevado. 



Con todo, el Audi Quattro con sus sucesivas evoluciones fue, sin duda, dominador de la primera época 

de los grupo B, el máximo exponente de la nueva tecnología de tracción integral, y es por extensión,  

uno de los coches de referencia de toda la Historia del Automóvil.



PALMARÉS

Años en competición*

1981 – 1987

Campeonato Mundo Marcas

1982, 1984

Campeonato Mundo Pilotos

1983, 1984

Copa FIA Pilotos


Rallies Campeonato Mundo


1er puesto

24

2º puesto

24

3er puesto

23


*Incluye todos los modelos de Audi.



La miniatura


El modelo es, como todos los Trofeu, de una calidad excelente. El frontal es una maravilla y está fabricado 

con esmero: los faros del vehículo, la parrilla de nocturnos, la calandra abultada que delata la posición 

del motor, el radiador, las pegatinas, los parabrisas y hasta el anagrama de Audi en el frontal dan 

mucha personalidad al vehículo. 


El lateral, con su inconfundible carrocería coupé, también está muy logrado, y son justo esas aletillas laterales

 las que nos hacen saber que el modelo es un A2. Destacan también las llantas blancas, y se han empleado 

las que Audi usaba en los rallies de tierra, como lo era el Portugal.


A nivel publicitario, tener los HB International (¡por fin!) incluidos en la miniatura, da muchísimos más 

puntos al coche. Una miniatura de sobresaliente que, como podrás leer en la anécdota, fue el primer 

Audi Quattro que tuve con este detalle.


En el interior, también se han detallado tanto el salpicadero como los cinturones de seguridad, anclados 

a la jaula de seguridad, lo mismo que en el modelo real. Incluso se aprecia la marca de los asientos, Recaro, 

en la cabecera de los baquets, dando un gran realismo a la miniatura.


La parte trasera de la miniatura es otro canto a la excelencia, con los detalles de las luces de marcha atrás y 

hasta los intermitentes. También están los anagramas de la marca y el modelo y se detallan incluso las 

rejillas del alerón posterior.

Un modelo concebido y ejecutado de forma magistral, con el que es fácil para un coleccionista quedarse 

embobado mirándole durante varios minutos.










FICHA DE MINIATURA


Modelo

Audi Quattro A2

Escala

1/43

Rally

Portugal

Año

1984

Pilotos

Mikkola – Hertz



Fabricante

Trofeu

Referencia

1608



Molde

Excelente

Pegatinas

Excelente

Interior

Excelente

Acabado

Excelente

Calidad general

Excelente





El Rally


Tras Montecarlo y Suecia, el Rally de Portugal 1984, tradicional 3ª prueba del calendario (y primera que se 

corría sobre grava, la superficie dominante), era como siempre el rally que iba a determinar el 

verdadero nivel de cada equipo. La  temporada anterior había sido una cerrada lucha entre el Audi Quattro 

de tracción total y el Lancia 037 de propulsión trasera; y se había decidido por apenas 2 puntos gracias al 

triplete de Lancia en el San Remo, antepenúltima prueba de la temporada. Audi por lo tanto, buscaba 

vengarse, y de hecho ya habían dominado y ganado claramente tanto en Montecarlo como en Suecia. 

Una nueva victoria en Portugal por lo tanto, dejaría las cosas muy de cara a la marca alemana.


De cara al evento, se presentaron todos los equipos oficiales del momento, y tanto Audi como Lancia 

(principales candidatos al título) alinearon a sus primeros espadas: Alén y los jóvenes Bettega, Biasion 

y Toivonen por parte de Lancia; los experimentados Mikkola, Röhrl y Blomqvist por parte de Audi.


La primera etapa, sobre asfalto, fue un recital de los Lancia, quienes ganaron todos los tramos porque 

buscaban acumular toda la ventaja posible de cara a afrontar las siguientes etapas de tierra, ante la más 

que previsible remontada de los Audi.

Así, Toivonen lideró hasta que tuvo que retirarse por un fuerte accidente en el tramo 6, y después tanto Alén 

como sobre todo Biasion y Bettega (estos últimos buscaban además confirmar su asiento en Lancia) ganaron 

tramos y lideraron el rally.


Para esas alturas, sin embargo, Audi sufría contratiempos: Röhrl había acumulado una multitud de problemas 

menores amén de alguna penalización; con lo que contra todo pronóstico, ya en el primer día su Audi 

deambulaba en la clasificación, a muchos minutos de la cabeza y sin posibilidades reales de victoria. Audi 

por lo tanto, tuvo que confiarse a sus pilotos fetiches: Blomqvist (que ese año se proclamaría campeón 

del mundo) y Mikkola, campeón del mundo en título y que acabó el día en cuarto lugar y como primer Audi, 

a 2 minutos y medio de la cabeza. 


A partir del 2º día, no obstante y tal como esperado, los Audi iniciaron su remontada. Tanto Mikkola como 

Röhrl y Blomqvist marcaron scratches, pero a los problemas de Röhrl (que además volcó) se unió el accidente 

de Blomqvist en el tramo 33, uno de los últimos tramos del penúltimo día. 

Así, el rally se decidió en un emocionante y desigual mano a mano entre el solitario Audi de Mikkola y la 

jauría de Lancias (Alén, Bettega y Biasion) que en persecución, acechaban un error del Audi que 

quedaba en liza. 


Mikkola lideró el rally desde el tramo 28, donde arrebató el liderato a Alén; y un tramo después, el de Marao, 

de casi 40 km, logró el scratch y afianzó su liderato.

Bettega y Biasion, 3º y 4º respectivamente, no eran rivales por la victoria ya que se hallaban a más de 

10 minutos en esos momentos, pero sí lo fue Alén, Míster Maximum Attack, como siempre dándolo todo 

y que además conocía a la perfección el Rally de Portugal pues ya lo había ganado en 4 ocasiones anteriores. 


Alén, todo corazón, exprimió su montura al máximo, y pese a tener un coche claramente inferior dio guerra 

hasta el final e incluso se permitió el lujo de ganar varios tramos por las sierras portuguesas, incluida 

la primera pasada por el largo y famoso tramo rompecoches de Arganil, que aquel año constaba de 

casi 60 kilómetros.


Aun así, al final la lógica se impuso, y, tras un emocionantísimo rally, fue Mikkola quien finalmente 

impuso su ley, con 6 scratches seguidos en los 6 últimos tramos, incluyendo el scratch en la 2ª pasada por 

Arganil, donde rebajó el tiempo de Markku en más de medio minuto (que por cierto fue la diferencia en meta).


Pese a que se esperaba un nuevo paseo de Audi en tierras lusas, y aunque la victoria final fue de hecho 

para Audi, el rally fue, visto con perspectiva, un perfecto reflejo de lo que fue el coche, y más que el modelo 

el equipo en sí: una tecnología de vanguardia, un potencial inmenso y la capacidad de dominar a su antojo;

pero por diversos problemas, por diversas circunstancias, por hache o por be, un único coche en meta. 

Eso sí: el coche ganador.





CLASIFICACIÓN FINAL


1

Mikkola – Hertz

Audi Quattro A2

7:35’:32’’

2

Alén – Kivimäkki

Lancia 037 Rally evo 2

  a     :27’’

3

Bettega – Perissinot

Lancia 037 Rally evo 2

  a 22’:49’’

4

Biasion – Siviero

Lancia 037 Rally evo 2

  a 23’:50’’

5

Ragnotti – Thimonier

Renault 5 Turbo

  a 38’:10’’





La anécdota


El Audi Quattro es uno de esos modelos que me marcaron desde pequeñito. En concreto, uno de mis primeros 

contactos con el coche (lo recuerdo perfectamente), fue con un Audi Quattro versión de calle y pintado en 

un precioso color granate, ciertamente producido por Guisval o por Matchbox, que lamentablemente 

perdí en algún momento de mi vida (el coche que aquí se menciona se remonta a mis escasos recuerdos 

de cuando tenía 4 – 5 años).

 

Cuando empecé la colección de coches, el Audi fue de hecho uno de los primeros que más intensamente 

busqué y coleccioné. El modelo que aquí presento hoy no es el primero que tuve (el cual presentaré otro día),

pero sí es el primero donde las pegatinas de la tabaquera HB International por fin venían ya incluidas en el modelo. 

Dadas mis escasas habilidades manuales, aunque sí conservo todos los calcas nunca he puesto ninguna de las 

pegatinas de publicidad tabaquera (Marlboro, Rothmanns, HB International…) que la ridícula ley obliga a 

entregar por separado, sin pegar en el coche, así que hallar este modelo en venta y comprarlo fue una 

verdadera satisfacción de coleccionista.

 

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