FORD ESCORT MK II – SAFARI ’77 – 1º

FORD ESCORT MK II – SAFARI ’77 – 1º


Implicada en los rallies desde los años ’60, Ford buscó con ahínco el título de Campeona del Mundo 

de marcas durante toda la década de los ’70. Pero primero los Alpine Renault, más tarde los Lancia 

Stratos y finalmente el Fiat 131 evitarían la consecución de este objetivo. Por fin, culminaría 

su objetivo en 1979 con este mismo modelo.

EL Escort había nacido en 1967 para complementar al Ford Cortina. Mientras el Cortina se destinaba a la clase 

media-alta, el Escort se orientó hacia un tipo específico de clase media, y más en concreto hacia un público 

joven y desenfadado. 


De cara a la competición, Ford reemplazó rápidamente (y con mucho tino) los Ford Cortina por los 

Escort MK I ya en 1967. Más corto de longitud, algo más corto de distancia entre ejes y por lo tanto más ágil, 

el Escort, una berline de 3 ó 5 puertas con aire deportivo, resultaba mucho más conveniente para los rallies.


A ese Escort MK I le siguió una evolución de líneas más refinadas y modernas, y con mayor potencia, 

el MK II RS 1800, que es el modelo que nos ocupa. 

Contaba con tracción trasera y un motor que en sus versiones de competición daba 250CV de potencia.

De líneas razonablemente agradables, estéticamente se vio en cambio totalmente eclipsado por las joyas 

de la época en el mundial de rallies: Porsche 911, Alpine Renault y sobre todo el Lancia Stratos fueron siempre 

los favoritos del gran público.


Sin sobresalir en nada en particular, el Escortdestacó por el equilibrio general de su concepción

tanto en su motorización como en su disposición y estructura, así como por su comportamiento noble 

pese a ser un propulsión trasera. El resultado es evidente: fue un modelo tremendamente eficaz

capaz de plantar cara a los mejores coches del momento y que justo por lo anterior tuvo unos resultados 

muchas veces extraordinarios.


El Escort daría a Ford su primer (y durante muchos años único) título de constructores en 1979: de hecho, 

la marca del óvalo tendría que esperar más de un cuarto de siglo hasta lograr el segundo título. Además, 

conseguiría 17 victorias en el mundial y 28 podios sobre 44 participaciones. Esos fueron los números 

sobresalientes (a la altura de los mejores coches de la época) de un modelo muy eficaz que se especializó en 

los rallies de tierra más duros o de superficies deslizantes: ganó en los pedregales griegos del Acrópolis, 

venció en el terrible Safari (donde salvo Peugeot, ninguna otra marca puntera fue capaz de ganar); ganó en 

la grava de Canadá, en Portugal, sobre la nieve sueca y también en las rapidísimas pistas forestales finlandesas. 

Pero, sobre todo, escribió una larga historia de amor en el rally más técnico de todos, el RAC, donde 

(lo nunca visto) logró 8 victorias consecutivas entre 1972 y 1979.


Alguna de esas victorias daría la vuelta al mundo, como la del Safari del ’77.



PALMARÉS

Años en competición

1975 – 1979

Campeonato Mundo Marcas

1979

Campeonato Mundo Pilotos

1979, 1981

Rallies Campeonato Mundo


Victorias

17

Podiums

28



 

El Ford Escort MK II de Bjorn Waldegaard, en el podio de Nairobi





La miniatura


El fabricante es, una vez más Trofeu, si bien en este caso (lo explicaré en la anécdota) este vehículo aparece 

2 veces en la colección: también está la unidad fabricada por Vitesse.



El molde es excelente, si bien me permito hacer una reseña en este punto: la caída del radiador y la calandra 

están ligeramente inclinados hacia adentro, lo mismo que los faldones delanteros laterales. Esto le 

da al modelo, visto de frente, una apariencia algo más agresiva y enfadada que en el modelo original, 

lo que no se corresponde con la realidad, ni tampoco con la extraordinaria miniatura de Vitesse, que 

veremos en otro momento.


Sin ese pequeño e imperceptible desliz, debido probablemente a un pequeño defecto de concepción del molde, 

la miniatura de Trofeu estaría a la altura de cualquier Spark o HPI, dado el gran realismo y esmero que contiene 

toda la miniatura: pegatinas publicitarias, faros, barra frontal de refuerzo, el faro de largo alcance, llantas 

detalladas, incluso guardabarros, alerón trasero, tomas del depósito de gasolina, jaula de seguridad, 

limpiaparabrisas… y así un largo etcétera que ponen este modelo a la altura de las mejores reproducciones 

de un modelo que, por su historia en el rally que representa, merece.















FICHA DE MINIATURA


Modelo

Ford Escort MK II RS 1800

Escala

1/43

Rally

Safari

Año

1977

Pilotos

Waldegaard – Thorszelius



Fabricante

Trofeu

Referencia

1019



Molde

Excelente

Pegatinas

La más alta calidad

Interior

Excelente

Acabado

La más alta calidad

Calidad general

Excelente





El Rally


Ford llegaba al Safari del ’77 con una única discreta 3ª plaza y con 0 victorias en ese año hasta ese momento, 

9 puntos por debajo de los inferiores Opel Kadett de grupo 2 y muy alejada de los Fiat 131, que para 

esas alturas ya habían ganado en Portugal y habían sumado varios puestos de honor, amén de una 2ª 

plaza en Montecarlo.

Por lo tanto, el Safari se le presentaba a Ford como el último tren para poder aspirar al Campeonato 

de Marcas de aquel año.


Para la batalla africana los principales contendientes eran, una vez más, los coches japoneses (cuya 

actual imagen de fiabilidad proviene precisamente de sus numerosas victorias en el Safari en esta misma época) 

con los Datsun Violet y Mitsubishi Lancer como principales espadas, y sobre todo los Peugeot, que desde 

el año anterior ya competía con los nuevos 504 V6 en versión coupé. 


El grupo Fiat, por su parte, también empezaba a estar obsesionado con la prueba africana y para 

la ocasión enrolaron 3 Lancia Stratos para Simo Lampinen, Robin Ulyate y muy especialmente su 

estrella Sandro Munari. Pese a que aquel año Fiat compitió de manera oficial con los Fiat 131, a Kenia decidieron 

enviar los Lancia Stratos, ya que estimaron que los nuevos Fiat 131 (habían debutado en Montecarlo hacía 

menos de 3 meses) no aguantarían tan temible evento.


Se sabía que iba a ser un rally todavía más duro que de costumbre: a los casi 6.000 kilómetros previstos 

de trazada se añadieron las lluvias del monzón que cayeron unos días antes del evento, y que 

convertirían la edición de 1977 en una dantesca carrera por los barrizales en que quedaron convertidos 

los caminos. Suponiendo que correr en un barrizal pueda ser llamado correr. Las lluvias convirtieron las pistas 

en un enorme lodazal que los vehículos se verían obligados a sortear o a sumergirse en él… si podían.


Pronto se vio que el Rally sería una lucha entre los Mitsubishi (ganadores 1-2-3 del año anterior) y los Datsun, 

quienes contaban entre sus filas con el veterano Harry Kallstrom y el piloto local Shekhar Mehta, que 

ya había ganado 4 años antes el Safari. 


Los Peugeot fueron cayendo uno tras otro por diversos problemas; lo mismo que los Lancia, 

lo mismo que los Ford. Pero a esa lucha que aquel año parecía se decantaría del lado de Mitsubishi, se 

presentaron no obstante 2 inesperados contendientes: de un lado, un sorprendente Sandro Munari que, 

con su inseparable Lancia Stratos, cuajó una sensacional actuación; pero de otro lado, sobre todo el 

Ford Escort del eficaz e inteligente Bjorn Waldegaard, que se las arregló para, pese a la enorme desventaja 

de abrir carretera durante todo el rally en semejantes condiciones, llegar primero a la meta de Nairobi. 


Entre medias se colaría el Datsun Violet de Rauno Aaltonen, un piloto finlandés de los años ’60 y principios 

de los ’70 que sin embargo alargó su carrera especializándose en el Safari, donde participó durante 

21 años hasta 1987, siempre en busca de una victoria que, desgraciadamente y pese a protagonizar más que 

notables actuaciones, se le resistiría todas las veces: en 1977 conseguiría la primera de sus 

cinco segundas plazas.



Bjorn Waldegaard y su copiloto Hans Thorszelius en un control horario del Safari ’77.


Una vez más, el Safari dictó su propia ley y la criba fue espeluznante: tan sólo 12 tripulaciones 

sobre 61 llegarían al final. Un 20%.


El rally salió a pedir de boca para Ford: ni Opel ni Fiat puntuaron ya que no habían acudido a Kenia, 

Munari “sólo” fue 3º con su Stratos y el gran Bjorn Waldegaard logró una fantástica victoria en unas 

condiciones del terreno francamente pésimas. 


A título individual para Waldegaard, sería su 1ª victoria en el Safari. El sueco, que ya había ganado 

varias veces en Montecarlo, ese mismo año también vencería en el RAC, con lo que meses después 

se convertiría en el primer y único piloto que, hasta la llegada de Carlos Sáinz, lograba la victoria en la 

tríada de los rallies: Montecarlo, Safari y RAC.


A título general para Ford, la victoria en Kenia les permitió empatar a Fiat en el mundial (ambas marcas 

con 58 puntos) e iniciar una serie de 6 rallies seguidos donde la marca del óvalo hizo podio, 3 victorias 

incluidas, arrebatando el liderato a Fiat. Sin embargo, en el sprint final de la temporada Ford se desinflaría 

y terminarían perdiendo por tan solo 4 puntos un título que, justo con su fenomenal victoria en el Safari, 

se les había puesto de cara.







Bjorn Waldegaard con su Escort MK II saliendo de un vado de río del Safari ’77.



CLASIFICACIÓN FINAL


1

Waldegaard – Thorszelius

Ford Escort RS 1800

11:05’:00’’

2

Aaltonen – Drews

Datsun 160J

  a 35’:00’’

3

Munari – Sodano

Lancia Stratos HF

a 2:09’:00’’

4

Cowan – White

Mitsubishi Lancer Colt

a 2:11’:00’’

5

Singh – Doig

Mitsubishi Lancer Colt

a 3:07’:00’’







La anécdota


Conocedor de la historia del vehículo y habiendo visto en internet varios vídeos del Safari ‘77, esta miniatura 

fue para mí, durante muchos años, un preciado objeto de deseo, un permanente anhelo que nunca 

se materializaba. Visitas a tiendas, búsquedas en internet y viajes a otros países que aprovechaba para 

preguntar en tiendas locales, pero siempre con idéntico resultado: “no tenemos el coche”. Hasta que un día, 

allá por 2012 y casi sin buscarlo dado que no era el coche que estaba buscando aquel día en ese momento, 

vi el vehículo en una tienda por internet. No me lo pensé 2 veces y lo compré. Uno de los modelos que, por 

el tiempo en su búsqueda y esfuerzo que puse en su compra, más significado tiene para mí.

Curiosamente, años más tarde volvería a toparme con este mismo modelo visitando por internet una 

tienda griega; modelo que también importaría. Era el modelo de otro fantástico fabricante, 

el también portugués Vitesse. 

Pero esto ya es otra historia y otra miniatura.

 

Comentarios